REVISTA INTEGRACIÓN DE CONINAGRO: Las economías regionales, el tipo de cambio y los reintegros.

Por Lic. Federico Landgraf
Área de Economía de CONINAGRO

Las producciones no tradicionales y algunas típicamente pampeanas también (carne y trigo) necesitan urgentemente una modificación de la política económica.

Año a año el atraso en la evolución del tipo de cambio perjudican a la gran mayoría de las actividades, especialmente aquellas que tienen actividades de exportación.

Desde hace varios años que la inflación viene afectando la rentabilidad de las producciones y finalmente se traducen en menores ingresos para los productores.

Se podría tomar cualquier actividad, te o yerba de misiones, arroz de Entre Ríos, olivos de la Rioja o Vino de Mendoza, por nombrar algunas.
Todos ellos tienen el mismo problema. Los incrementos de precios de los insumos y de la mano de obra “van por el ascensor y los precios de los productos por la escalera”

Tomemos el caso del vino.

Mientras en el año 2010 se pagaba el vino blanco escurrido 1.27 el litro, el sueldo del obrero de viña era 63.08. Dos años después el vino costaba 12 centavos de peso más pero los costos habían subido un 67% más. Ahora el salario esta en 104.86
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El mismo escenario se da en todas las economías regionales. La cuanta de las bodegas podría cerrar mucho mejor si a las ventas del mercado interno se le sumaran las ventas al exterior. De este modo, a mayor rentabilidad, se pueden pagar mejores sueldos pero manteniendo sostenible el negocio.

Esa realidad se esta perdiendo. Hoy es más difícil vender al exterior. Peor aun, es mas favorable vender vino a granel y envasarlo en Alemania que vender vino envasado desde Argentina. La automatización del país europeo hace favorable la ecuación a vender sin agregado de valor.

Desde CONINAGRO insistimos en la necesidad de modificar la política económica. Si bien una devaluación general y para toda la economía puede traer aparejado una suba de precios no querida (y esa lucha está claramente perdida antes de empezarla ya que si hay algo claramente demostrado es que la suba de precios se fue de las manos a esta administración, a no ser que el lector crea las cifras oficiales) un posible camino es devolver algo del impuesto extraordinario que año a año se paga. Las retenciones.

No solo la soja paga retenciones. Las economías regionales pagan alrededor de 300 millones de dólares por año por este impuesto.
Desde el año2002 al 2011 han pagado mas de 1.800 millones de dólares y vía reintegro se les han devuelto alrededor de 940 (en los papeles porque el atraso es sideral).

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Es decir que las economías regionales pagaron al fisco casi 900 millones de dólares de este impuesto extraordinario que ningún país que promueva sus exportaciones tiene.

Este impuesto se pago, adicionalmente al resto de los impuestos que tiene cualquier otra actividad. Por tanto creemos que la vía del Reintegro puede ser un buen camino para devolver algo de competitividad a las economías regionales. SIEMPRE Y CUANDO SE NORMALICE LA EFECTIVIZACION DE LOS PAGOS.

En vitivinicultura, el reintegro necesario para mejorar la ecuación es de por lo menos el 15% (hoy la tasa de Derecho de Exportación es del 5% y tienen reintegro del 5% también)

Ello significaría un costo fiscal de 100 millones de dólares por año para el fisco. Dicho importe que parece importante, no se compara con el costo de una devaluación generalizada y es poco para mantener a flote una actividad que esta perjudicada.

Esta modalidad debería generalizarse para todas las actividades de las economías regionales. Seguramente las arcas fiscales necesitaran un sacrificio, pero cada uno de los arroceros, viñateros, productores de olivos, lana, ovinos por nombra algunos, vienen sacrificándose un poco mas que los otros actores de la economía pagando un impuesto extra e injusto y es hora que se les devuelva algo. No para ser mas ricos, sino para poder pagar los aumentos de sueldos, para poder pagar los incrementos de los insumos y servicios. Estamos a tiempo. Más esperamos, mayor sacrificio será necesario para dar continuidad a las actividades económicas de cada una de estas producciones.