REVISTA INTEGRACIÓN DE CONINAGRO

Infraestructura
Por Federico Landgraf

Es una de las materias pendientes. Desde el punto de vista de la producción, es uno de los temas que más perjudica el crecimiento del sector y la generación de empleo en el país.

El crecimiento de la producción agropecuaria no fue acompañado por un desarrollo de infraestructura de caminos, transporte polimodal, red eléctrica o  puertos.

La poca presencia del Estado es notable. Se corre detrás del problema y nos cuesta prever.  Así fue como la producción granaria creció de alrededor de 70 millones de toneladas a las actuales casi 100 millones de toneladas entre el 2002/3 y la campaña actual. Esas 30 millones de diferencia circulan en las mismas rutas, por los mismos caminos rurales, y  salen por los mismos puertos.

En muchos aspectos los argentinos hemos improvisado, tal fue el caso de la aparición del silo bolsa,  que vino a reemplazar un notable déficit de infraestructura de almacenamiento de granos.  Hoy cerca del 35 % de la producción se almacena bajo esta modalidad, producto de la falta de financiamiento y previsibilidad para invertir a largo plazo. Tal destreza no es viable para resolver los otros temas de infraestructura que deben ser encarados.


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En el documento el “Campo y la Política” decíamos que la política de infraestructura es un vector primordial en el desarrollo de la Nación. Se deben  priorizar los principios de  interconectividad,  de eficiencia, de seguridad  y  bienestar de las personas.

La interconectividad le cabe tanto a un sector rural totalmente electrificado, con accesos y caminos adecuados, con posibilidades de conexión a servicios de telefonía e internet en todo el territorio nacional.  En este sentido, también se debe dar solución al transporte de las mercaderías del campo, con políticas polimodales, que interconecten el transporte terrestre, ferroviario y  fluvial.

El  incremento de producción en agricultura o en las economías regionales se expresa en rutas sobrecargadas, en malas condiciones y poco interconectadas. Es decir, que cualquier política que beneficie el aumento de producción debe acompañarse de mejoras en infraestructura paralelamente. La inversión en infraestructura permitirá hacer eficiente el flujo de las inversiones, ganar competitividad a las exportaciones, aumentar y descentralizar la producción. Así, debe darse prioridad al desarrollo del sistema de transporte férreo, de tal manera de reducir el alto impacto de los costos de comercialización de aquellas producciones que se encuentran alejadas de los puertos y  así mejorar la competitividad de estas regiones e impulsar y afianzar el crecimiento y desarrollo de las mismas y del país.

En cuanto a la eficiencia y la seguridad, especialmente en cuanto al transporte de carreteras, la sobrecarga que tienen nuestras rutas es un tema de gravedad. Argentina ocupa los principales rankings de accidentes de ruta, cuya causa principal sea posiblemente la imprudencia, pero el agravante fundamental es el estado de las rutas, la falta de rutas alternativas, puentes que unan regiones, y la alta  presencia de vehículos de carga y autos en mal estado.

Una propuesta en este sentido es el plan de infraestructura presentado hace varios años; se trata del Plan Laura, que propone la combinación de generación de 13 mil kilómetros de autopistas que unan diferentes puntos del país, uso de tecnologías de control de carga, uso de las vías férreas y de nuevos transportes de cargas. Otra propuesta es la del Foro de la Cadena Agroindustrial, a través del programa de modernización de la infraestructura del transporte terrestre, que piensa en una red intermodal.

En materia de transporte, se debe mejorar la salida hacia el Pacifico, de modo tal que se pueda acceder más fácilmente al mercado asiático.
Acerca  del  Riego, es necesaria una mayor inversión por parte del Estado en la impermeabilización y eficiencia de la red pública de distribución de agua.

Las mejoras en infraestructura en el sector rural mejoran el acceso a los centros sanitarios, las escuelas rurales, y acercan las ciudades al campo y, por lo tanto, mejoran las posibilidades de empleo, educación y salud. En otras palabras, traen mejoras en el bienestar de las personas y fomentan el arraigo rural.

Para el desarrollo de los caminos rurales es necesario consolidar la red secundaria; a tal fin, se puede lograr asfaltar una sola mano de la red y buscar alternativas de financiamiento vía subsidios internacionales, tasas especiales u otras medidas.
Pensar en infraestructura es pensar en el largo plazo, prever y ejecutar para promover el crecimiento no solo del sector rural, sino de toda la Nación.