Combatiendo al capital….

Aunque desde el vamos la Administración Kirchner se colocó en una posición de enfático rechazo a todo lo que representaba la simbología más tradicional del “peronismo”, incluyendo la figura del propio líder, pocos como ellos se mostraron más “obedientes” a la hora de seguir algunos de los lineamientos e ideas, lamentablemente, las más controvertidas, como la hegemonía en el  manejo del poder. Y, si bien se podrían mencionar cantidad de ejemplos, hay uno que fue consagrado en la famosa “marchita”, y en el que tuvieron particular éxito: “combatiendo al capital…”.

Para muestra basta ver lo que ocurrió con uno de los sectores más dinámicos de la economía, y que había sido el principal receptor de inversiones del exterior en los ´90 (al margen de las privatizaciones): el campo y muchas de sus industrias, especialmente de alimentos donde, no solo se frenó la venida de cantidad de capitales externos (que hoy se buscan con desesperación), sino que se llegó a la expulsión hasta de muchos de los propios.

Los ejemplos abundan en cualquier frente. Entre los más recientes, aparece la suspensión del CUIT de la empresa Nidera por haber exportado trigo (lo que sienta otro inquietante antecedente de inseguridad jurídica), o la permisiva actitud oficial con los grupos radicalizados que impiden la continuación de las obras de la nueva planta de clasificación de semillas de la empresa Monsanto en Córdoba, a pesar del dictamen Judicial a favor de la empresa.

Así, ¿quién se anima?.

Por supuesto que estos son apenas los últimos de una larguísima serie que se fue acentuando en la última década y que determinó, entre otras cosas, que “desaparecieran” de Argentina prácticamente todos los capitales brasileños que habían decidido participar del negocio frigorífico, atraídos por la calidad y el nombre internacional que aún ostentaba la carne vacuna local. Ya antes se habían retirado los estadounidenses y algún otro que europeo previó, tempranamente,  lo que luego ocurriría con la profunda caída de las exportaciones argentinas y la liquidación forzada de buena parte del rodeo nacional.

Mientras Ley de Tierras mediante, y restricciones inéditas (en Argentina) a las inversiones por parte de extranjeros iban achicando el mercado inmobiliario rural, los propios argentinos  (que podían) comenzaron a mirar al exterior para producir en mejores condiciones o, al  menos, más seguras. Y esto determinó, entre otras cosas, que Uruguay desarrollara, con capitales y conocimiento argentino, una agricultura que hasta hace una década no tenía, ni soñaba en convertirse, por ejemplo, en exportador de soja. Hasta el propio ex presidente Tabaré Vázquez se lo “agradeció” a los Kirchner.

También capital local agropecuario se fue a Bolivia, a Paraguay, a Brasil y hasta a Estados Unidos, mientras en Argentina muchos rubros de producción se estancaban y otros, directamente, retrocedían, como el trigo que volvió al área que tenía en 1.900, con volúmenes de apenas una tercera parte del potencial que tiene hoy el país, y que le hicieron perder cantidad de mercados que tenía cautivos.

También en Paraguay se recibieron capitales hasta para la industria de crushing, mientras en el país las aceiteras soportan una capacidad ociosa instalada difícil de explicar.

Los chinos, toda una promesa a principios de la década, y con proyectos muy adelantados (como el  desarrollo de una inmensa área bajo riego en Neuquén), se fueron retirando paulatinamente,  reorientaron sus inversiones en otros países (como en Brasil), y por ahora se limitan a unas pocas operaciones de comercio, tampoco demasiado destacadas, para el nivel de demanda de alimentos que tienen. Y, a pesar de las afirmaciones oficiales, sostienen que no van a modificar su posición hasta que no cambien las condiciones.

Cantidad de empresas extranjeras, de diferentes tamaños, se fueron deshaciendo de sus activos a medida que los precios “regulados”, y los controles, iban alterando las reglas de mercado hasta niveles insoportables, que fijaban rentabilidad negativa a sus inversiones.

Se podría seguir, pero no hace falta para demostrar que pocas veces, una máxima como “combatiendo al capital”, que durante mucho tiempo fue justificada hasta por la necesidad de la rima, pudo encontrar seguidores más leales y alumnos más compulsivos que los Kirchner…