Dientes para todos…

Poco antes de fin de año, el Poder Ejecutivo Nacional había sorprendido a la ciudadanía con un anuncio, al menos insólito: “dientes para todos…”, sin duda un asunto de gran consideración, aunque uno podía encontrar, al menos, una docena de prioridades.

Sin embargo, nadie en ese momento podía prever la dureza de la contraposición que iba a imponer la propia realidad pocos días después: la muerte por desnutrición del pequeño qom, Néstor Femenía de 7 años.

Naturalmente, con este mal arranque de 2015 no hubo cadena nacional, ni la figura de la Presidente, como cuando se anunciaron las dentaduras; y las tardías reacciones de algún funcionario del Ejecutivo fueron, al menos, grotescas y provocaron la irritación general. Lo peor es que, además, el hombre insistió logrando enfurecer a mucha gente.

Por supuesto que no hay un solo culpable de lo que ocurrió (tampoco el caso es el único), pero si hay máximos responsables.

Y, al margen de lo inhumano y de la insensibilidad social que denota el hecho, es absolutamente irónico que esto ocurra en el país que se arrogó ser “el granero del mundo”, que luego pretendió ser “la góndola del mundo”, y que repetidamente insiste en su “su capacidad de poder alimentar a 300-400 millones de personas”.

Lo más dramático es que la posibilidad es absolutamente cierta. Ese extraordinario potencial productivo existe en el país y fue miles de veces reclamado, explicado, y hasta denunciado. El hecho es que la política oficial no es “productivista”, y mucho menos con “el campo” que, casualmente, es el lugar de donde salen la mayoría de los alimentos, mal que le pese a algunos que preferirían que simplemente se generaran en los hipermercados.

Sin duda, la peor ironía para el Gobierno es que sea “el campo” el que sostiene las patas de “la mesa de los argentinos”, aunque ningún funcionario parece estar demasiado al tanto (o prefieren no aparecer enterados).

Así las cosas, las permanentes limitaciones, las restricciones impuestas, la pérdida continua de competitividad, el aumento del famoso “costo argentino”, la imponente presión impositiva, y hasta el “destrato” oficial que, de hecho, llevó a que pasen varios años sin que el Poder Ejecutivo reciba a los máximos representantes del sector nucleados en la Mesa de Enlace Agropecuaria, finalmente dieron resultado.

Pero la falta de diálogo no sería lo más grave. En todo caso podría ser cuestionable desde la educación y las obligaciones propias de la función pública, pero no mucho más, en tanto y en cuanto realmente se atendiera a las necesidades de la producción, y se solucionaran los problemas, en lugar de crearlos.

Pero, después de casi 12 años de Administración K, el fruto de las políticas aplicadas es inocultable: estancamiento, o directamente caída de la producción, como el caso de la leche, la carne, el trigo y las frutas. Un desarrollo muy inferior al logrado por todos los países vecinos, tal como ocurre con la soja, deterioro y envejecimiento del parque de maquinaria, fuerte pérdida de fertilidad de los suelos por falta de reposición de nutrientes (hipoteca a futuro), destrucción del equilibrio ambiental al caer en monoculturas (como la de soja) en lugar de las benéficas rotaciones, etc., etc., etc…

Y, si esto es grave, especialmente para el conjunto del país privado de un volumen de ingresos que les es negado, y que hoy groseramente se podría estimar en más de U$S 15.000 millones/año solo por el campo (sin contabilizar el acumulado de estos 12 años), no es lo peor.

Lo verdaderamente cuestionable es que esa riqueza, o mejor dicho su falta, ya provocó un descomunal parate en el interior, y el empobrecimiento de la mayoría de las provincias, con cierre de empresas, caída en los empleos e ingresos, y deterioro del conjunto de la economía.

Entonces, ¿Quién es el responsable de semejante retroceso?, ¿alguien se hará cargo de lo que se dejó producir? ¿hay algún responsable por los daños causados?…

¿Cuántos Néstor Femenía más hacen falta para que comience a primar la cordura?.

Si se va a proveer de “dientes para todos”, tal vez sería interesante que antes se asegure que todos van a tener comida para masticar …