El Diario de...

Susana Merlo

Una mirada distinta de la Agroindustria

Por Patricia Van Ploeg, en Más Producción, de La Mañana de Neuquén

Un trabajo que lleva más de 30 años facilitaría el mejoramiento de la producción al sur del paralelo 42 con el aporte del bovino Criollo de la Patagonia.

El bovino Criollo patagónico vuelve a estar en el candelero de la producción ganadera argentina. Rústico, adaptable a zonas áridas, resistente al clima adverso, la genética de estos ejemplares podría ser más demandada en tiempos de cambio climático. En este contexto, la Facultad de Ciencias Agrarias de Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) se propuso rescatar y multiplicar la genética Criolla y facilitar su incorporación a las razas o cruzas “modernas”.

Pero esta iniciativa no es incipiente. La historia se remonta a 30 años atrás, cuando genetistas de la UNLZ se encontraron en el Parque Nacional Los Glaciares, en la Patagonia argentina, lo que luego se supo, era un verdadero tesoro genético: un grupo de bovinos criollos asilvestrados que una vez identificados confirmaron las sospechas. Se trataba de descendientes de los bovinos criollos argentinos patagónicos que habían sido abandonados en el parque, del cual no podían salir ya que barreras naturales se lo impedían, y habían sobrevivido a las peores condiciones.

Esos vacunos, este año estuvieron en vidriera, dado que fueron expuestos en la Exposición Rural de Palermo, y algunas cabañas pampeanas, ya hicieron contacto para abastecerse de dicha genética. Pero hoy nada se vende sin marketing y éstos animales también. Por eso, siguiendo la tradición de esa exposición rural de carácter nacional, les pusieron nombres simpáticos: La “Yoly”, una vaca preñada, “Lunático”, y la vaquillona “Betty” fueron atracción para mostrar estudios e investigaciones de los últimos 30 años.

La historia cautiva: los vacunos mantenidos en pureza racial, aislados por 100 años y en estado completamente natural, descienden de los bovinos que trajo Cristóbal Colón en su segundo viaje en 1493, así que conservan en sus genes más de 500 años de historia sudamericana.

El Bovino Criollo es una raza que se ingresó en estas tierras con la llegada de los colonizadores españoles en el siglo XVI, pero que con el ingreso de las llamadas especies británicas (Shorthorn, Hereford y Aberdeen Angus) fue relegada de la región pampeana y desplazada en la cadena de comercialización nacional.

El proyecto que desarrolla la FCA-UNLZ busca reintroducir al ganado bovino criollo en el circuito productivo, a partir del conocimiento que se ha logrado en la genética de esta raza que se ha adaptado naturalmente al clima, la vegetación y las pasturas de la región patagónica.

“Este proyecto de recuperación y conservación es único. Ha empezado hace 30 años y creo que no hay ninguna universidad en el mundo que tenga un proyecto de este tipo”, aseguró el Dr. Enrique Genero, secretario Operativo y de Campus de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ y director del Programa de Recuperación, Conservación y Caracterización de Recursos Zoogenéticos Argentinos. Y agregó que “además de recuperar el patrimonio ganadero argentino, estamos recuperando a estos animales para que los alumnos hagan su preparación preprofesional”.

Adaptación al ambiente hostil

Un punto que sobresale de estos bovinos es su adaptación a un ambiente tan hostil para mantener este tipo de animales, debido a la escasez o falta de forrajes para alimentarse, y en un escenario de clima frío. Esta condición que han adquirido con el correr de los años se ha transformado en una condición genética que está incorporada en ellos. Y eso despertó el interés de genetistas y de zootecnistas. Se dice hoy, con el correr del tiempo, que llama la atención también cómo estos bovinos han podido vivir y reproducirse en un lugar tan inhóspito.

“Los recursos zoogenéticos, son recursos naturales únicos, no existe tecnología que los pueda reemplazar y la mayor parte de los problemas más relevantes de la actualidad, están relacionados con la pérdida de diversidad biológica”, indican los investigadores. “Hoy, el bovino criollo patagónico es un recurso genético recuperado, utilizado y valorado por la comunidad educativa y productiva, continuamos trabajando en la construcción de una zootecnia amplia, diversa, integrada y que aporte a mejorar la relación de los intereses de los hombres con los recursos naturales”, indican.

“La recuperación y conservación de los bovinos criollos patagónicos es una de las páginas más relevantes que ha escrito nuestra querida Facultad”, dice con orgullo el hoy líder del proyecto. “Es un trabajo pionero en todo sentido, desde el aspecto académico, aportó a la actualización de los programas de estudio, incorporando a la currícula la importancia de la diversidad y la necesidad del respeto y la conservación de los recursos zoogenéticos”, sostiene.

El proyecto de recuperación del bovino criollo patagónico comenzó en 1990, cuando se descubrió una población asilvestrada de estos animales en el Parque Nacional Los Glaciares en la provincia de Santa Cruz, Argentina. Esta población estaba en peligro de extinción y causaba daños al ecosistema local y al turismo en el parque. Es así que se inició un programa para extraer, conservar y caracterizar a estos bovinos con el objetivo de preservar su material genético único y promover la conservación de la biodiversidad de la región.

La extracción de los animales asilvestrados en Bahía Onelli del Parque Nacional Los Glaciares implicó un proceso complejo. Se formó un equipo de personas capacitadas en el manejo de animales en condiciones difíciles y se utilizaron perros para ubicar y capturar a los bovinos. Después de la captura, los animales fueron llevados a un lugar en la costa para su embarque y posterior traslado a un predio adecuado fuera del parque. Se realizaron varias extracciones en diferentes años, y los animales capturados fueron trasladados a diferentes ubicaciones para su cuidado y reproducción.

La UNLZ formó un núcleo genético de cien bovinos criollos patagónicos en el campo del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas en Chascomús, provincia de Buenos Aires. Se seleccionaron reproductores para la creación de un banco de germoplasma en el Centro Genético Eolia en Marcos Paz, Buenos Aires. El banco de germoplasma cuenta con una colección de 2400 dosis de semen de 19 toros diferentes.

Uno de los objetivos del programa es investigar distintos aspectos de los bovinos criollos de origen patagónico relacionados a su aptitud zootécnica: genéticos, productivos, sanitarios y de manejo. El proyecto que desarrolla la FCA-UNLZ -con aportes relevantes de la Asociación Criadores de Ganado Bovino Criollo- busca reintroducir al ganado bovino criollo en el circuito productivo, punto clave del trabajo profesional.

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