El Diario de...

Susana Merlo

Una mirada distinta de la Agroindustria

Especial para Revista Chacra, octubre ’24 por Susana Merlo

“Es que para proteger a la industria se le robó al campo, y esa protección lo único que generó es un sector industrial adicto al Estado. Esta es una de las raíces de las crisis económicas estructurales que padecemos desde hace tantas décadas”, dijo el Presidente Javier Milei y, más allá de que semejante afirmación causó tanto estupor como beneplácito en el campo, y de que  algunas partes de tal frase son indiscutibles, vuelven a repetirse contradicciones entre lo dicho, y los hechos.

Por ejemplo, en Argentina los autos son más caros que en muchas otras partes del mundo, sin embargo, las armadoras automotrices cuentan con “reintegros”, mientras que varias de las principales producciones agropecuarias mantienen las “retenciones”.

También se podría recordar que el rubro agropecuario sostiene una carga impositiva inusitada (Nacional, provincial y municipal), mientras que aún subsisten regímenes de promoción industrial con beneficios extraordinarios (por décadas), con un caso emblemático como el de Tierra del Fuego, aunque existen muchos otros.

El país, a pesar de que ahora Europa equivale a menos del 18% de las exportaciones, y Europa enfrenta conflictos internos que no se sabe como se van a solucionar, insiste para el Mercosur ,con un “acuerdo” con la Unión Europea que, hasta hace muy poco esta resistía, y ahora, agobiada por los problemas internacionales, intenta acordar de alguna forma, antes de que lo haga otro…

Pero resulta que algunos países miembro se oponen, encabezados por Francia. Y porqué??. Simplemente porque los sobreprotegidos agricultores europeos (con subsidios, barreras comerciales para que no entren productos del exterior, etc.) no quieren competir en igualdad de  condiciones con el Mercosur, hasta ahora encabezado por el eje Brasil-Argentina.

Y eso, no es ni más ni menos, lo que hizo históricamente la Argentina, pero al revés. Localmente se protegió a la industria, aunque fuera ineficiente (obvio, que no toda), a costa de la agroindustria que soportó anacrónicas quitas de sus ingresos vía retenciones (impuestos a la exportación), y limitaciones de todo tipo para poder exportar, ya que se priorizaba “la mesa de  los argentinos” con precios artificialmente bajos, en lugar de competir en mejores condiciones en el plano internacional, y tener sueldos alineados al nivel del mundo.

El resultado es el que se ve hoy: una Argentina estancada en su rubro más competitivo, mientras los vecinos crecen, por lo que hoy la torta a repartir internamente es mucho más chica,  lo que también genera mayor cantidad de  pobres.

Eso es lo que, palabras más, palabras menos, dijo Milei frente a los empresarios en la Unión Industrial Argentina (UIA).

Por eso, a esta altura, más de uno se estará planteando la contradicción: ¿porque entonces el Presidente de la República, además de “señales” y “palabras” no toma ya medidas estructurales para que el campo -al margen del clima- pueda retomar la senda de crecimiento?. ¿Nadie le explicó a nuestra máxima autoridad que los tiempos de la naturaleza tienen poco que ver con los de la política, y que lo que no hizo hasta ahora, no lo podrá hacer hasta mediados del año que viene?.Justo cuando, además, en plena campaña electoral, se va a encontrar con muchos menos dólares de los que podría tener, y no solo por los alicaídos precios internacionales, sino también porque  los productores no van a haber podido hacer todo lo que saben, y pueden, sin las condiciones político-económicas favorables?.

Tal vez sería hora que alguien cercano se lo dijera… (por el bien de todos).

 

 

 

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