El Diario de...

Susana Merlo

Una mirada distinta de la Agroindustria

¡Y no son para comer!!  sino para la construcción, y muy buenos. Es que la adopción cada vez más marcada de la agricultura circular, donde “nada se pierde, todo se transforma”, llevó a convertir la cáscaras del conocido “maní”, primero en megafardos. De ahí son pasados a convertirse en energía que se inyecta en la red oficial (con un muy buen contrato por 20 años de “energía verde”), y como resultado de todo esto, sus cenizas, se compactan y transforman en muy interesantes ladrillos -grisaceos- que terminan en la construcción.

 

Y para los que quieren ver más, el Cropmix de Proderman, en General Cabrera, Córdoba, da para mucho más ¡¡¡

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