El Diario de...

Susana Merlo

Una mirada distinta de la Agroindustria

Escribe Susana Merlo

Es cierto que el campo está acostumbrado a una serie de riesgos. Tiene asumido que la remanida frase: “una industria a cielo abierto”, es dolorosamente cierta. También conoce sobre las veleidades oficiales, y la falta de programas estratégicos, pero nunca se había producido una seguidilla de cuestiones climáticas, y políticas (malas) como en el último tiempo, con sus lógicas derivaciones económicas, desde el nivel del dólar, hasta los nuevos recortes para importar, pasando por el riesgo país que encarece todas las cuestiones financieras, y todo en medio de una ola de frío, y de una muy fuerte seca no adelantada por los meteorólogos (que decían que el clima iba a virar de Niña a neutro para el invierno).

Pero lo que nadie intuyó, ni se animó a suponer, es que tampoco iba a haber combustible. Gas oil para los tractores, para terminar la cosecha, para avanzar con las siembras de invierno, para transportar los productos, para bombear por el agua de la hacienda, para mover los equipos de frío, para…, para…, para….., producir, al fin y al cabo.

Además, el tema deja brutalmente expuesta la improvisación, la falta de conocimiento, y más aún, la ausencia total de responsabilidad de quienes ostentan los máximos cargos del país.

¿Cómo no sabían el nivel de demanda anual que hay?, ¿no fueron capaces de controlar el supuesto contrabando de combustible hacia países vecinos alentado por la cada vez más amplia brecha de precios? o, si lo supieron, ¿por qué no adelantaron medidas de control para evitar semejante crisis?, ¿o es que hay alguna pulseada con otros sectores empresarios que tienen retenido el combustible, pero para liberarlo a otro precio?.

Para los productores todo es muy confuso.

Dejando fuera la irremediable pérdida humana, ¿ahora quién se hace cargo de los daños?, porque jugar a la política sin costos lo hace cualquiera, el punto es el nivel de responsabilidad sobre las medidas y las políticas adoptadas que llevan a pérdidas de distinto tenor en cantidad de personas y actividades. ¿Por caprichos personales, como dejaron entrever un ministro y un secretario de Estado echándose mutuamente las culpas?, ¿por incapacidad?, ¿por política mal entendida?, ¿por lucha entre facciones?….
El hecho se sabe desde hace mucho, casi desde principios de año. A pesar de esto, apenas pocas semanas atrás, el propio Congreso votó una “baja” (si, una baja!) en el porcentaje de corte con los biocombustibles, que a mediados de junio tuvieron que corregir, elevando nuevamente, pero “por solo 2 meses”, como si alguien les exigiera un recorte incomprensible para un país que debe importar combustible y no tiene dólares para hacerlo o, en todo caso, tienen otras muchas prioridades.

¿O acaso Brasil no funciona perfectamente (lo que es evidente) con un corte de hasta 30% con biocombustibles, mientras que acá es casi un drama haberlo elevado de 5% (si, 5%) a 12,5%, eso si, “solo” por dos meses… Llamativo.
Que decir de las seguridades de que “habrá gas oil para las siembras y para la cosecha”, y sobre la descompresión que va a a generar primero el biocombustible, y luego, la llegada de los primeros envíos importados que llegarán recién hacia fines de julio o agosto.

De ahí también el ajuste de discurso oficial, que pasó las seguridades de abastecimiento desde el “muy pronto”, a un ambiguo “a partir del segundo semestre”, ¿pero cuándo?, porque el segundo semestre ya es hoy, pero dura hasta diciembre. ¿Y mientras tanto?.

¿Con que seguridad se puede encarar una inversión productiva a 5-6 meses en estas condiciones?. No solo sin saber los precios de los insumos, sino también si va a haber abastecimiento. Agroquímicos, fertilizantes, cubiertas, alambres, repuestos…,¡ y también gas oil!, realmente estarán disponibles en este segundo semestre como dice el Gobierno?.

Y al margen de esto, ¿alguien se anima a creerlo?

Y si no se cree, ¿cómo se hace para enterrar U$S 500-600 por hectárea, para producir y cosechar (si el clima lo permite) dentro de 6 meses??.

Otra bandada de cisnes negros cuyo impacto (negativo) se va a medir totalmente recién el año que viene, cuando termine la campaña….

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