Si los datos del INDEC son discutibles, las versiones oficiales sobre la producción agropecuaria, especialmente de alimentos, y más aún de los granos, ya adquiere ribetes de escándalo.
En realidad el tema no es nuevo. La gente del sector todavía recuerda a aquel titular de Agricultura que encontraba “genes en las banquinas”, o aquel supuesto brote de aftosa en Corrientes, de enero de 2006, jamás explicado, y mucho menos justificado.
También se pueden mencionar los “récords” (ficticios), solo para superar los índices de producción agrícola de los ´90.
Las omisiones y mentiras “blancas” ni vale la pena recordarlas, entre otras cosas, porque sería infinito enumerarlas, pero últimamente la escalada e importancia de la manipulación de datos ya excede cualquier parámetro, incluyendo los periódicos anuncios de inversiones, desde las que harían los chinos, hasta las exportaciones de maquinarias, especialmente aquellas cosechadoras de las que solo había un prototipo, que fue el que se mostró, se expuso, la Presidente se sacó una foto, y hasta se llevó al exterior. Por supuesto que no se construyó ninguna más.
Las falsedades y engaños fueron de una gama muy amplia, lo que incluyó la “oferta” de créditos solo reservados a amigos, o los mucho más promocionados “Trigo Plus”, y “Maíz Plus”, por los que (supuestamente) se iría bajando de a un punto las retenciones a ambos productos, por cada millón de toneladas extra de producción.
De más está decir que tal cosa nunca ocurrió, a pesar de los varios “récords” en la materia, siempre según las cifras oficiales.
Qué decir de los planes “para todos y todas», que básicamente apuntaban a los consumidores. Desde el chancho “erótico”, hasta las manzanas, el “Milanga”, pescado, carne, pollo “para todos y todas”, etc., etc., a precios ridículamente bajos por lo que, obviamente, los productos eran inhallables. Ni siquiera haciendo largas colas desde antes del alba en comercios y supermercados, los vapuleados consumidores lograban acceder a ellos.
¿Y las garrafas sociales que en muchas provincias aparecían en solo 3-4 lugares de su vasta geografía, y que para que tuvieran el peso obligatorio eran completadas con agua?. En las zonas rurales, algunos arriesgados las transportaban kilómetros a caballo, su único medio de transporte….
Mucho más reciente, y seguramente bien fresco en la memoria de la mayoría, aparece el pan de $ 10 el kilo del inefable Secretario de Comercio Guillermo Moreno.
Una más y van…
Pero ni todo esto junto se compara con el nivel de enredo generado por las propias “versiones” oficiales en el mismísimo gobierno. Dicho de otra forma, ni siquiera en el seno del Gabinete parece que se intercambian los “datos” reales y los que van a dar a conocer, lo que obviamente provoca que algunos de los funcionarios crean la información ficticia que vuelcan otros de sus compañeros de equipo.
No sería lo más grave si no hubiera en juego cantidad de decisiones públicas y privadas que implican cifras millonarias, o situaciones estratégicas. Por caso, los precios extraordinarios alcanzados ahora por el trigo, que local e internacionalmente superó hasta a la soja, a causa de su déficit, que fue “ocultado” durante meses por el Gobierno por razones políticas.
Es probable que ese lapso haya podido ser aprovechado por algún operador para beneficiarse, aunque la mayoría de los eslabones de la cadena, desde los productores hasta los consumidores resultaron perjudicados por semejante falta de transparencia.
Tampoco puede causar sorpresa. El esquema ya se había repetido antes con la energía, y con la carne vacuna, entre otros productos. Primero la negación, y cuando la situación ya no resiste los precios explotan y los costos políticos comienzan a correr, la salida es culpar a algún sector, como se hizo aquella vez con un grupo de consignatarios de hacienda, “escrachados” por el Gobierno en la tapa de los principales diarios.
El asunto se desinfló rápidamente, nunca se comprobó nada, tampoco se demostró, y fue diluyéndose, pero nadie se hizo cargo de la mentira o, al menos, de la falta de la verdad.
Y esta semana se dio un nuevo récord en esta vergonzante carrera. Otra vez con el trigo cuyos datos oficiales, reales, sobre la perspectiva de la próxima cosecha (mucho más bajos) fueron rápidamente bajados del sitio oficial a donde habían sido subidos, seguramente, por la “distracción” de algún buen funcionario de carrera, como aquellos que defendían los números verdaderos del INDEC, la mayoría de los cuales ya no reviste en el Estado…
El caso es que la mentira no va a hacer que aparezca trigo donde no lo hay, ni harina, ni carne, ni energía…
Lo único que va a lograr es embarrar la cancha, perjudicar a los consumidores, complicarle la vida a los empresarios (aunque alguno se pueda beneficiar con el “mar revuelto”) y, especialmente, dañar más aún la ya deteriorada imagen de las instituciones públicas del país.